CONSECUENCIAS
HUMANAS.
La “globalización” está en boca, la palabra
de moda se transforma rápidamente en una llave destinada a abrir las puertas a
todos los misterios presentes y futuros. Algunos consideran que la
globalización es la causa de la infelicidad. Todos entienden que es un proceso
irreversible que afecta de la misma manera y en idéntica medida a la totalidad
de las personas.
El fenómeno de la globalización es mas
profundo de lo que salta a la vista. La globalización divide en la misma medida
en que une: las causas de la división son las mismas que promueven la
uniformidad del globo.
Nos guste o no, por acción u omisión, todos
estamos en movimiento. Lo estamos aunque físicamente permanezcamos en reposo:
la movilidad no es una opción realista en un mundo de cambio permanente. Sin
embargo, los efectos de la nueva condición son drásticamente desiguales.
Algunos nos volvemos plena y verdaderamente globales; otros quedan detenidos en
su “localidad”, un trance que no resulta agradable no soportable en un mundo en
el que los “globales” dan el tono e
imponen las reglas del juego de la vida.
Ser global en un mundo globalizado es una
señal de penuria y degradación social.
Los procesos globalizadores incluyen una
agregación, separación y marginación social progresiva.
1.
Después del estado nacional… ¿Qué?
En la generación anterior, la política
social se basaba en la creencia de que las naciones, y dentro de estas las
ciudades, podrían controlar su fortuna; ahora se abre una brecha entre la
política y la economía.
La velocidad global del movimiento toma
impulso. La economía se desplaza rápidamente; lo suficiente para mantener
ventajas sobre cualquier gobierno que intente limitar sus movimientos. La
reducción del tiempo de viaje a cero introduce una nueva dimensión.
En un mundo donde el capital no tiene
domicilio establecido y los movimientos financieros están fuera de control de
los gobiernos nacionales. , muchas palancas de la política económica ya no
funcionan.
Parece que el estado nacional se erosiona,
se extingue. Las fuerzas que lo erosionan lo excluyen del terreno de la acción.
La imagen del desorden global refleja la nueva conciencia de las que antes
parecían estar controladas. Se diría que nadie controla el mundo. En estas
circunstancias no esta claro que significa controlar. Las iniciativas y las
acciones destinadas a poner orden son locales y están orientadas a resolver
problemas.
2.
¿Universalizar o ser globalizado?
Esta percepción novedosa y molesta de que
“las cosas se nos van de las manos” es la que se expresa en el concepto de
globalización. Expresa el carácter indeterminado, ingobernable de los asuntos
mundiales. La globalización es el nuevo desorden mundial.
La globalización y la colocación en el polo
opuesto de otra idea: la universalización.
La idea de universalización transmitía la
esperanza, la intención de crear un orden universal: la creación de orden a una
escala universal, verdaderamente global. Crear condiciones de vida similares
para todos, en todas partes; de dar a todos las mismas oportunidades, y tal vez
incluso crear la igualdad.
Nada de ello permanece en el significado de
globalización. La globalización no se refiere
a lo que nosotros queremos o esperamos hacer, sino a lo que nos sucede a
todos. La debilidad de las agencias encargadas de imponer el orden (el estado)
en una parte del mundo adquirió el significado de construir un Estado dotado de
la soberanía para realizar ese cometido.
El estado es una entidad separada de la
colectividad instituida de manera tal que se asegure la permanencia de esa
separación.
La tarea de crear el orden social requiere
esfuerzos enormes, a su vez exige recursos que solo el estado, con la horma de
un aparato burocrático jerárquico puede reunir.
La
capacidad de crear el orden era inconcebible si no se apoyaba en la aptitud
para defender el territorio contra los embates de otros modelos de orden,
interiores o exteriores.
Pocas poblaciones aspiraciones a la
soberanía estatal poseían los recursos suficientes para superar una prueba tan
exigente y, por lo tanto, considerarla una perspectiva. Existían pocos estados.
En esas circunstancias, la “escena global”
era el teatro de la política entre estados que apuntaban a conservar las
fronteras de cada uno de aquellos. La “política global” se ocupaba de sustentar
la soberanía plena de cada uno y rechazar el peligro de ambivalencia.
Promovía un principio nuevo de integración
supraestatal. La “escena global” se convertía en el teatro de la coexistencia
entre grupos de estados, en lugar de entre todos estos.
La supraestructura política de la era del
Gran Cisma ocultó las abdicaciones más importantes y del mecanismo de creación
de orden. El mas afectado por el cambio del estado.
3. La
nueva expropiación: Esta vez, del estado.
La función que mas brilla por su ausencia,
ya que ha sido abandonada por el estado es la de mantener el “equilibrio
dinámico” –la igualdad aproximada entre los ritmos de crecimiento del consumo y
el aumento de la productividad-.
El control del “equilibrio dinámico” ha
quedado fuera del alcance de a mayoria de los estados soberanos (en el sentido
policial de imposición del orden).
Debido a la difusión ilimitada de las normas
de libre comercio al movimiento sin trabas del capital, la economía se libera
de todo control político, el significado principal del termino economía es “el
área de lo no político”.
La única tarea económica que se le permite
al estado es mantener el “presupuesto equilibrado” en la defensa de la
población entre las consecuencias de la anarquía del mercado.
La libertad de los movimientos y la
industria informática globales dependen de la fragmentación política.
Al separar la economía de la política se
produce algo mas que el cambio en la distribución del poder socia.
Una de las principales consecuencias de la
nueva libre global de movimientos resulta cada vez más difícil lanzar una
acción colectiva eficaz a partir de los problemas sociales.
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