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jueves, 28 de noviembre de 2013

FALSO AMANECER JONH GRAY

LO QUE LA GLOBALIZACION NO ES.
La Globalización es un proceso historico que puede significar muchas cosas. Decir que vivimos en una era de globalización equivale a decir que casi todas las sociedades están actualmente industrializadas o embarcadas  en el proceso de industrialización.
La globalización implica, tambien, que casi todas las economías están conectadas con otras economías en el mundo.
No requiere que la vida económica esté integrada de la misma manera y con la misma intensidad en todo el mundo.
“La globalización no es una condición singular, un  proceso lineal o un punto final en el proceso de cambio social”.
Las sociedades socialistas y tradicionales que en el pasado se mantenían fuera del mercado mundial ya no pueden hacerlo.
En otro sentido, el término globalización, alude a los cambios culturales que tienen lugar cuando las sociedades pasan a estar vinculadas a los mercados mundiales y a depender de ellos en diversas medidas. El advenimiento de las modernas tecnologías de la información y la comunicación han hecho que la vida cultural este mucho más influenciada que nunca.
la globalización puede definirse como la intensificación de las relaciones sociales mundiales que vinculan realidades distantes de tal manera que los acontecimientos locales están moderados por hechos que surgen a muchísimos kilómetros de distancia”
Asi, los precios locales dependen cada vez menos de la situación local y nacional y fluctúan junto a los precios del mercado global.
 Los productos que venden las multinacionales se identifican cada vez menos con un país en particular y más con una marca mundial.
La globalización suele equipararse con una tendencia hacia la homogeneidad, lo cual no es asi. Los mercados globales en los que el capital y la producción se mueven libremente a través de las fronteras funcionan precisamente debido a la diferencia entre localidades, naciones y regiones. Los mercados globales prosperan gracias a las diferencias entre las distintas economías e imponen una modernización forzosa a las economías de todo el mundo.
Las empresas de comunicación que modifican sus productos según las necesidades de diferentes culturas pueden albergar esperanzas razonables de seguir siendo globales.

1. La globalización antes de 1914 y en la actualidad
El mundo antes de 1914 se asemejaba a un mercado global. Eran pocas las fronteras realmente importantes. El dinero, las mercaderías y las personas circulaban libremente. Las bases tecnológicas del mercado global del siglo XIX eran los cables telegráficos intercontinentales y los barcos a vapor de la segunda mitad del siglo.
En esta época, los estados-Nación soberanos estaban tan eficazmente constreñidos en relación a las políticas económicas que podían llevar a cabo por el patrón oro entonces en vigor como lo están ahora por la movilidad del capital.
Poca duda cabe de que, al menos desde la década de los 80, la proporción entre el primer comercio mundial y el producto nacional bruto ha sido mayor que la que nunca hubo en la economía internacional abierta que existió antes en la primera guerra mundial.
el volumen diario de transformaciones en los mercados de cambio internacionales del mundo suma alrededor de novecientos mil millones de dólares”.
La economía virtual es un fenómeno desconocido en la historia económica mundial. Nada semejante existía antes de 1914.
El crecimiento y poder de las empresas multinacionales son enormes; controlan alrededor de una tercera parte de la producción mundial y dos terceras partes del comercio mundial. Las multinacionales son capaces de dividir el proceso de producción en operaciones discretas y situarlas en diferentes países del mundo; son menos dependientes que nunca de las condiciones internas de los países; pueden elegir los países cuyos mercados de trabajo, impuestos y regimenes regulatorios e infraestructura les sean mas convenientes; la promesa de inversión interna directa y la amenaza de su retirada tienen una influencia significativa en las opciones políticas de los gobiernos nacionales; en la actualidad, las empresas pueden poner limites a las políticas de los Estados y hay pocos procedentes históricos de un poder privado semejante.
Algunos consideran que las multinacionales constituyen una especie de gobierno invisible que reemplaza al Estado-Nación en muchas de sus funciones, pero en realidad, suelen ser organizaciones muy débiles y amorfas.

2. escepticismo ante la globalización.
Nadie, excepto unos pocos utopistas de la comunidad de los negocios, espera realmente que el mundo se convierta en un verdadero mercado único del que los Estados-Naciones desaparezcan para ser reemplazados por empresas multinacionales derraizadas. Su papel es el de mantener la ilusión de la inevitabilidad de un libre mercado mundial.
A finales del siglo XIX, surgió un sistema comercial global, pero era menos extenso que la actual y normalmente estaba menos imbricado en los mercados y la producción nacional”
Una diferencia fundamental entre la economía internacional de la actualidad y la de antes de 1914 es que el poder y la influencia están abandonando a las potencias occidentales.
“A medida que los mercados se vuelven verdaderamente globales, el sistema internacional se hace autónomo y socialmente desimbricado. Las políticas internas, ya sea las de la corporaciones privadas o las de los reguladores públicos, se ven obligadas a tener siempre en cuenta los determinantes predominantemente internacionales de su esfera de operaciones”

3. Hiperglobalización: una utopía empresarial
A medida que los poderes de los estados soberanos se desvanecen, los de las multinacionales crecen.
Las teorias de la hiperglobalización presentan unos mercados globales en los que tiene lugar algo parecido a la competencia perfecta. Según esta concepción ilusoria, las empresas transnacionales pueden moverse libremente y sin costes alrededor del mundo para maximizar sus beneficios, las diferencias culturales han perdido todo impulso político sobre gobiernos y empresas, y, como en los mercados perfectamente competitivos de la teoría económica, se considera que los participantes de este modelo de la economía global disponen de toda información que se necesita para tomar sus decisiones.
La imagen de un mundo sin fronteras gobernado por transnacionales sin hogar es una utopía empresarial, no una descripción de una realidad presente o futura.
La mayoria de las compañías multinacionales mantienen fuertes raíces en determinados países y culturas empresariales; la propiedad, los concejos ejecutivos, los estilos de gestión y las culturas comerciales siguen siendo fundamentalmente nacionales.
Los estados soberanos siguen siendo el terreno clave para la búsqueda de influencia por parte de las empresas multinacionales.
Poca duda cabe que el Tratado de Libre Comercio (TLC)  se impulso a pesar de la oposición política interna en Estados Unidos  debido sobre todo a las bien organizadas actividades de los grupos de interés de las grandes multinacionales estadounidense.
La realidad del mercado mundial de finales del siglo XX es que ni los Estados soberanos ni las empresas multinacionales pueden controlarlo.

4. Globalización y capitalismo desordenado.
El capitalismo actual es muy diferente del de las fases anteriores de desarrollo económico sobre el que Karl Marx y Max Weber modelaron sus descripciones, asi como de los capitalismos gestionados estables del periodo de posguerra.
Ha tenido lugar una transformación a gran escala, pasándose de formas  de organización del trabajo “taylorista”- producción en masa  mediante trabajo asalariado situado en fábricas- a mercados de trabajo flexible.
Junto a estos cambios ha tenido lugar un colapso de las negociaciones colectivas nacionales y una importante disminución de las influencias de los sindicatos sobre el proceso de producción.
Las ideologías que articulaban la vida política en el periodo de posguerra son obsoletas.
En la actualidad, la organización social del trabajo esta en una situación de flujo casi continuo, con interesantes mutaciones bajo el impacto de la innovación tecnológica y de la competición del mercado desregulado.
Los efectos de las nuevas tecnologías de la información no se reducen a una escasez  cada vez mayor de muchos tipos de puestos de trabajo menos especializados o que requieren menos conocimientos sino que incluyen la total desaparición de profesiones enteras.
El libre mercado parece dispuesto a lograr lo que el socialismo nunca pudo conseguir: la eutanasia de la vida burguesa.
El aumento de los contratos temporales tiende a reducir a un pequeño grupo la fuerza de trabajo permanente de las compañías tardomodernas.
En todas partes del mundo las empresas se están descargando de los costes sociales de los empleados que les quedan.
El debilitamiento de las compañías como instituciones  sociales va en paralelo al proceso de mercantilización del trabajo, que se ha convertido en un producto que se vende por pieza a las corporaciones.


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