La globalización constituye un sistema de
redes en las cuales se organiza el comercio, las inversiones, las corporaciones trasnacionales, las
corrientes financieras, el movimiento de
las personas y circulación que vincula a las diferentes civilizaciones. Es
asimismo el espacio del ejercicio del poder dentro del cuales potencias
dominantes establecen reglas del juego que articulan el sistema global.
Las redes de la globalización abarcan
actividades que transponen las fronteras nacionales. Su peso relativo en el
conjunto de la economía mundial ha crecido desde el fin de la segunda guerra
mundial.
El
desarrollo:
la globalización no ha cambiado la naturaleza del proceso de desarrollo
económico. El desarrollo económico sigue siendo un proceso de transformación de
la economía y la sociedad fundado en la acumulación de capital, conocimientos,
tecnología, capacidad de gestión y organización de recursos. El desarrollo es
acumulación en sentido amplio y se realiza dentro de cada país.
Un país puede crecer. Pero puede crecer sin
desarrollo, es decir, sin crear una organización de la economía y la sociedad
capaz de movilizar los procesos de acumulación inherente al desarrollo.
Las
relaciones: la
globalización y el desarrollo económico de cada país guardan estrechas
relaciones. La globalización ofrece oportunidades; pero plantea también riesgos
y amenazas. Su influencia en el desarrollo de cada país depende de las vías por
las cuales el mismo se vincula a las redes de la globalización.
En el transcurso del tiempo el desarrollo
económico de los países resulta del ejercicio del poder por las potencias
dominantes; pero también de la aptitud de cada sociedad para participar en las
transformaciones desencadenadas por el avance de la ciencia y sus aplicaciones
tecnológicas. Por esto puede decirse que cada país tiene la globalización que
se merece. El ejercicio efectivo de la soberanía es un requisito para que el
país pueda dar respuestas propias al escenario global.
Las
respuestas:
el orden global proporciona un marco de referencia para el desarrollo de cada
país. Pero la forma de inserción en su contexto externo depende de factores
endógenos, propios de la realidad interna del país. Entre los factores
endógenos figuran la integración de la sociedad, liderazgo con estrategias de
acumulación de poder fundado en el dominio y movilización de los recursos
disponibles dentro del espacio nacional, la estabilidad institucional y
política a largo plazo. Estas condiciones endógenas fueron acompañadas por
otras también decisivas.
La
densidad nacional: es este conjunto de circunstancias endógenas, insustituibles
y necesarias al desarrollo.
La
globalización pone a prueba la densidad nacional de los países. En la
actualidad se acrecentó la intensidad de las fuerzas globalizadoras y
fortalecieron las reglas del juego diseñadas por los países centrales. Pero, al
mismo tiempo, se multiplicaron las oportunidades y la apertura de nuevos
espacios para el desarrollo económico incluso en los países rezagados. La
calidad de las respuestas a los desafíos y oportunidades de la globalización
dependen de las condiciones internas endógenas de cada país.
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